martes, 24 de agosto de 2010

Mujeres, gays y adictos a la Playstation

Como venía sospechando hace algún tiempo, ha sucumbido el género masculino. Finalmente, se ha comprobado empíricamente que ya no nacen hombres, tan solo mujeres, gays y la nueva raza de adictos a la Playstation.

Hombre, lo que se llamaba hombre, hoy son aquellos seres humanos portadores de sus características fisicas y adicionalmente LA VOLUNTAD de ser hombre. O sea, siendo mas claro, sexualmente masculino, con barba, olor a chivo, fulbolero y ACTITUD masculina, esto es, ver a la vieja de la esquina y ayudarla con las bolsas que trae del chino, cederle el asiento a las embarazadas o darles el lado de la pared al ir por la calle en pareja (pareja heterosexual, cabe hoy día la aclaración)

No me refiero al cavernícola cazador de hembras para su archivo oral (que si no tuviera amigos a quien contarles sus fraudulentas y pagas conquistas, tendría la entereza de ser trolo), ese que las lleva al telo de a 4 y las revolea del Torino tapizado animal print con el tema de Copani Cuantas Minas que Tengo a todo volumen, pues el mate no le dá para interpretar la letra, música y meter cambios al mismo tiempo.

No, ese tipo de hombre, el “macho grasa”, oriundo de Mataderos, termina siendo un ávido consumidor de travas y es una suerte de homosexual tardío, que se emperna hombres que parecen mujeres por eso no es trolo (o algo por el estilo).

O sea, hoy los hombres tienen mas de 40 años. Mejor dicho, nacen a los 40 años.

Hasta esa edad, si se nace con genes XY, no sos hombre. Sos adicto a la Playstation. Ese instrumento masturbatorio que reemplaza –y desplaza- a cualquier novia y actividad sexual. No porque no garchen, que garchan, sino que es mas difícil hacerle un partido a la Play que ganarse un petorro en el boliche de turno.

Hace dos mil años, cuando yo era pibe, la fantasía de los pibes era: Sábado, sacarle el auto al viejo, juntas diez mangos para nafta, ir al boliche, adentro no te conozco, el que ganaba minita se quedaba con el auto, los demás le financiaban el telo y al día siguiente reunión en lo del dueño del auto para contar todo y devolver el auto sano y salvo al dueño.

Esta fantasía –que puede haber ocurrido una de cada 100.000 veces que se intentaba- prueba en algún modo que cuando yo era joven, ganarse una minita y “ponerla” era harto difícil. A lo sumo la apoyabas un rato en los lentos y te ibas con dolor de güevos y GRACIAS. Y el domingo, a confesarse con el cura, pues todo lo actuado era pecado. Las minitas que terminaban la secundaria embarazadas, eran sencillamente las putitas del barrio (mito alimentado básicamente por las madres de los varones) y los que garchaban con cierta frecuencia (mito incomprobable, o como dice Quique “mentí vos también”) eran Montoneros “que andaban con putitas” (mito también arraigado por las madres, que cuando yo era pibe, eran mas machistas que el padre).

Quien no comparta esta historia, vea entrelíneas la publicidad vigente del Banco Galicia y la pareja joven y compárela con Amore y Stella del Santander Río.

Hecho este racconto histórico setentista, hoy los seres humanos que nacen con pito (de alguna manera hay que llamarlos) AMAN la Play por sobre todas las cosas. Hasta hacen planes de ahorro entre sus pares para tener una si son pobres. Van a la casa de la novia a jugar a la Play con el futuro suegro o futuros cuñados y la novia (que en realidad es la que les habilita el acceder a la Play del futuro suegro), hace bolitas de moco, facebookea con las amigas o lo hace corneta con los pibes chorros del barrio (esos si que te cogen de dorapa y luz prendida en tiempo record, pero es tema de futuros post).

Por eso, a las mujeres que aún no se han hecho lesbianas para acceder al sexo, les advierto. Cuiden a los jovatos de mas de 40, que son los que les pueden pegar un revolcón grato o siéntense a esperar a que los adictos a la Playstation se hagan hombres. Por suerte, esto suele suceder cuando mueren los padres del adicto y al susodicho le llega la primer cuenta de Celular que tiene que pagar de su bolso.